sábado, 27 de febrero de 2016

Requiem

No nos rasguemos las vestiduras.
La amistad, el cariño, es una planta que necesita de dos jardineros.
Una vez que la planta ha muerto no tiene sentido el reprochar al otro, no tiene sentido querer devolver a la vida algo muerto, porque es imposible.
Tanto la amistad como la familia, son jardines que si queremos conservar, los jardineros han de esforzarse.
Está en cada uno, y es perfectamente comprensible, tanto el querer cuidar una "planta", como el querer dejarla morir.

El hombre que mira.

jueves, 18 de febrero de 2016

Insomne

De nuevo despierto en la madrugada y solo la soledad.
Solo la soledad del solitario solenoide.
Me invade y me-rodea.
Nada acude a mi, las palabras me esquivan, los pensamientos me ignoran. Un gran desierto de nada se abre ante mi y sin embargo me embarga la certeza de estar rodeado de vida vivida por lo demás.
Por ahi viene un recuerdo... ha pasado de largo.
Sé que no estoy solo por que me rodea el ambiente, no se si medio, pero es el ambiente que a estas hora miente, miente como miente la gente que siente.
De repente un sonido... ha pedido la hora por disculpas y se marcha. Tres y diez.
¿Alguien quiere compartir algo conmigo? Soy buen escuchante, no soy mal orador, y siempre respeto puntos de vista aunque no siempre los comparta. Es mentira eso que dicen de mi que soy intolerante, soy in-tolerante que es cosa distante de lo errante.
Una idea acaba de preguntar por una dirección, la he invitado a pasar, pero se ha asustado y se ha marchado con prisas. Solo pretendía hablar un rato con la promesa de olvidarla después, me ha mirado como escandalizada por la invitación y ha marchado como huyendo.
Le hago gestos a un sueño, le grito... "¿Tienes prisa? ¿Tienes tiempo para un café?, Mejor una infusión.... sería relajante, no quiero que despiertes y faltes a tu cita". Pero me ignora, quizás sea sordo, aunque no conozco ningún sueño sordo, aunque si alguno mudo.
Creo que intentaré hacer unas Z's, aunque se que en cuanto aparezca la primera, huirá despavorida.
El hombre que mira.

domingo, 31 de enero de 2016

Hasta pronto

Me muero.
No hacemos más que morir el mismo día que nacemos, comenzamos a morir un poco cada día, esto no es ningún descubrimiento.
Yo me muero un poco más que el resto, los dedos que le dan cuerda a mi reloj lo van adelantando unos segundos cada minuto, probablemente mi reloj no anda bien. A alguna de sus ruedas debe faltarle algún diente y quizás eso haga que cada minuto pierda algunos segundos, que con cada giro del segundero evite parar en el veinticinco, o quizás en el cuarenta, o tal vez en el siete.
Me muero un poco más aprisa que los demás y algo más lento que unos pocos.
Al fin y al cabo ¿El fin de la vida no es la muerte?
Pero no, eso no me preocupa.
No me preocupa dejar este mundo hace dos horas, dentro de cuatro, hace dieciséis meses o dentro de veinte años... Para eso estoy preparado. Nada me ata y no ansío que llegue el momento. Supongo que se puede decir que estoy en paz conmigo mismo.
Me gusta pensar que los demás también estarán en paz conmigo, que tendrán la certeza, cuando llegue el momento, que he tenido una vida que ha merecido la pena vivir, y que he vivido sintiéndola cada minuto, respirando cada segundo, latiendo cada ocasión.
Que entendieran que, como ser humano, tuve oscuridades, demonios e infiernos particulares, pero también, que en cada momento, jamás perdí la cordura de saber encontrar una luz, un camino de vuelta del más oscuro de los abismos.
Que supieran que nunca estuve solo, algunas veces me acompañaron algunos de los que dejé atrás, y en otras, (las que menos), algunos de los demonios que fui arrastrando a lo largo de mi vida.
Que no llorarán por haberme perdido, porque en algún momento, nos volveremos a encontrar de nuevo, con otro nombre, otro cuerpo, pero en el preciso instante en el que nuestras miradas se crucen lo sabremos.
A aquellos que lastimé, que sepan perdonar, pues nunca fui ni más ni menos que, como ellos, una persona, con virtudes y defectos, con aciertos y errores, algunos de los cuales supe reconocer aunque no todos supiera enmendar.
A los que me lastimaron a mi, que no se preocupen, no les guardo rencor y decirles que no existe el purgatorio donde nos espera alguien para pedirnos cuentas de algo que hicimos o dejamos de hacer... y mucho menos un infierno que temer. Todos y cada uno de nosotros ha pasado ya por esos infiernos en vida y después de ella no nos espera nada de eso.
Tomen esto como quieran, una despedida, una reflexión, o una divagación de un viejo que sin serlo tanto, dice cosas que mucha gente no entiende ni comprende… Ya comprenderán.
El hombre que mira.

viernes, 29 de enero de 2016

¿Por qué cambiar?


No.
No es cierto todo eso que dicen de mi.
Si se preocupasen en conocerme, en ver mis motivos, todo sería diferente... Lo sé.
En cambio, prefieren dejarse llevar por lo que dicen los demás... y eso ¿En que lugar me deja? Es el precio por ser auténtico, por ser uno mismo, por ser especial, pero no de la forma convencional de ser especial.
Sé cual es la solución. Sí, exacto, ser hipócrita... Falso... Todo aquello que siempre he detestado... Todo lo que renuncié ser hace ya mucho tiempo. Sé que podría volver a serlo, sé que podría y quizás sea lo que todos se merecen. Es más, no lo descarto. Pero antes tengo una última posibilidad. Es algo retorcida y un tanto macabra, pero es lo último que me queda por probar sin dejar de ser yo mismo, sin dejar de ser auténtico, sin dejar de lado a todos aquellos que un día fui y que por lazos del destino recordé aunque nunca hubiese tenido que saberlo.
Me costará, lo sé. Pero no hay otra salida, las cosas buenas nunca fueron fáciles, así lo aprendí. Podría empezar de cero en alguna otra parte, pero sería demasiado fácil, un nuevo entorno, nuevas caras, nuevas expectativas, pero no, siempre me han gustado los retos, y este que se abre ante mi es el mayor al que, hasta ahora, me visto en la necesidad de afrontar.
...
Basta de charla. Mi cuchillo esta afilado y he de empezar por el primero de la lista.

El hombre que mira.