martes, 24 de febrero de 2009

Mártir libertad

En esta soledad compartida con algo que me habla y a la cual no puedo responder, no sé responder, me siento lleno de ira, de odio, con ganas de empuñar la espada vengadora de la justicia y cegar las vidas de aquellos que han cegado antes sin motivos, sin razones, sólo la de practicar la violencia gratuita y desalmada… Y entonces una voz en el interior de mi pecho grita más que canta aquello tan hermoso de - … escucha hermano la canción de la … - ¿alegría? Sí, alegría porque es entonces cuando me doy cuenta realmente de que empuñando esa espada no haría más que convertirme en uno de ellos, me doy cuenta, de que no estoy solo, de que mis manos están vacías pero no mi corazón y no estoy solo y entonces vuelvo a escuchar esa canción otra vez pero esta vez no sale de mi interior, sino de la boca de millones de personas, que sin saber como ni cuando pero sí por qué me rodean. Me rodean porque ya se han cansado de ser tolerantes como yo, porque no son ni quieren ser violentos como yo, porque todos llevan lazos azules, ahora negros como yo, porque nadie tiene las manos rojas sino blancas como yo, porque desean paz como yo, porque quieren abrir el periódico cada mañana y leer la tan ansiada noticia como yo, porque ya están hartos de que un pequeño país sufra a consecuencia de unos cobardes sin razón. Porque todos hemos dicho NO a los violentos y SI a un mártir llamado libertad.


El hombre que mira.

1 comentario:

  1. Has expresado al milímetro como me sentí yo también aquel día, y bastante parecido que el 11 de marzo de 2004. Ojalá no haga falta escribir nunca más algo parecido.

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